Razones para leer y ser feliz
La lectura no es una virtud, pero hace parte de una buena vida.
En la lectura nos sumergimos en otro mundo y, para muchos, ella significa un lugar de retiro, allí nadie los molesta, allí tienen la vivencia de un mundo que les hace bien.
La lectura es un mundo en el que el alma adquiere alas y se nutre; no es un mundo en el que las cosas se definen por la utilidad que prestan o la finalidad que tienen.
En la lectura, encontramos a otras personas, encontramos al escritor con sus pensamientos y sentimientos, pero también a muchos otros, acerca de los cuales él escribe.
En la lectura, nos encontramos a nosotros mismos; al leer, comprendemos mejor nuestra propia vida y la podemos observar en un contexto más amplio.
La palabra “leer”, proviene de una raíz que significa recopilar, recolectar, recoger, las cosas que están por ahí dispersas. No solo recolectamos libros, sino también las espigas o las uvas durante la cosecha.
En la lectura recogemos los diferentes aspectos de la vida humana, es como una cosecha, pues cosechamos los pensamientos de otras personas, de personas que vivieron en tiempos más antiguos para nutrirnos de ellos.
Quien lee mucho adquiere erudición, conoce a fondo la vida y se instruye, porque tiene la oportunidad de confrontarse con otras experiencias.
La lectura misma es una actividad curativa, pues hace que nos sumerjamos en otro mundo y esto nos libera de aquel otro mundo que está a nuestro alrededor y que muchas veces nos acosa y amenaza.
La lectura relativiza las situaciones de dureza, estrechez e inhumanidad que nos rodean.
La lectura también hace que entremos en contacto con nosotros mismos y esto tiene ya un gran valor, aunque no retengamos mucho de lo que leemos.
En el momento de la lectura, somos otras personas y nos acercamos más que nunca a nosotros mismos. Y entre más nos acerquemos a nosotros mismos, mayor éxito tendremos en la vida.
Leer implica hacer de nuestros libros nuestros amigos.
Cuando nos sentimos mal, podemos tomar un libro que alguna vez nos trajo consuelo y entonces, ese libro se convierte en nuestro amigo, que nos descubre un horizonte ante el cual podemos ver nuestra pena de otra manera.
Los libros traen luz a nuestra vida, nos permiten tener una vista más amplia de ella, se convierten en nuestro albergue en la infinitud del mundo, donde podremos hospedarnos en vez de tener que escondernos.
Cuando leemos estamos de viaje, sin tener que poner un solo pie en la puerta, y tenemos vivencias, al entrar en contacto con muchas personas y con su modo de vida.
Muchos momentos de lectura nos conducen a asombrarnos de las cosas maravillosas que están escritas.
El libro realiza milagros en aquel que lo lee, lo hechiza y lo conduce a un mundo en el que encuentra nuevas ganas de vivir, alegría, gratitud y felicidad por las maravillas que están escritas allí y que, a través de éste, vuelve a descubrir el lector en sí mismo.